Google feminista

Dado que a Google no se llega por el atajo de la mediocridad, hemos de suponer que James Damore es, simplemente, uno más entre ese selecto grupo de brillantes ingenieros que tienen la dichosa manía de cuestionarlo todo. No obstante, su privilegiada cabeza no le advirtió esta vez sobre la osadía que supone en el Occidente actual (si eres hombre, claro está) dar tu opinión sobre mujeres y mercado laboral.

Así las cosas, en su profunda ingenuidad, el hombre sugirió muy sutilmente que igual hay cierta base biológica en el asunto y que por tanto el tema es más complejo de lo que quieren hacernos creer, pero en pocas horas aprendió por las malas que el feminismo de tercera ola es una ideología totalitaria de inspiración marxista y, como tal, el debate no ha lugar. Sí la represión. En este caso, en forma de despido fulminante. Ay, como si el feminismo fuese tan científico como la física, abierto al debate y al contraste de ideas.

Bienvenido a la “Ciencia” Social, James. Pobre hombre.

Por fortuna, aún queda cordura entre muchas mujeres. Véase por ejemplo, esto. Por mi parte, recupero la vieja costumbre de adjuntar un texto brillante cuando estoy ocupado. Un párrafo llegará.

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“…Como ocurre con el medio ambiente, de repente la liberación de la mujer surge estridentemente por doquier. Se ha vuelto imposible evitar ser asaltado, día tras día, por el ruidoso parloteo del movimiento de la mujer. Números especiales de revistas, programas de noticias de la televisión y los periódicos se han dedicado a este recién descubierto “problema”; y este año los principales editores ya están programando la publicación de casi dos docenas de libros sobre la liberación de la mujer. En todo este cúmulo de verborrea, ni un artículo, ni un libro, ni un solo programa se ha atrevido a exponer los argumentos contrarios, los de la oposición. La injusticia de esta oleada unilateral debe ser evidente. No sólo es evidente, sino que la ausencia de publicaciones que defiendan los argumentos de la oposición niega una de las principales acusaciones de las fuerzas de liberación de la mujer: que la sociedad y la economía están gimiendo al verse aplastadas por una monolítica tiranía masculina “sexista”. Si los hombres son los que mandan ¿Cómo es que ni siquiera se atreven a publicar o a presentar a cualquier persona que defienda los argumentos de contrario? Sin embargo, los “opresores” siguen manteniendo un extraño silencio que nos lleva a sospechar, como desarrollaremos más adelante, que tal vez la “opresión” esté en el otro bando.

(…)

en “Enderezando la gran cuestión de la liberación femenina”

Murray N. Rothbard

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