Ya se comentó en otro lugar la penitencia que arrastran aquellos que de Economía algo saben. Dado el merecido descrédito que sufren los que se hacen llamar académicos de esta rama, esos pocos a los que habría que escuchar atentamente tienen que acostumbrarse a que venga un filósofo, un físico o Pepe el del bar a impartir cátedra sobre sus competencias sin inmutarse. No fue un Pepe esta vez, sino un informático millonario de nombre y renombre, el que propuso la siguiente genialidad. Bill Gates quiere que Terminator pague impuestos.