No era aún una Pandemia, pero siempre fue el Estado, estúpido

El Estado es nuestro Pastor, nada nos falta. Y si uno titubea, qué mejor que una buena Pandemia de importación para reafirmar nuestra Fe en nuestra sabia, responsable y, al parecer, indispensable Sanidad del Estado. Ja, mis cojones. El Rey estaba desnudo.

Si me concedéis unos minutos de esos cincuenta de espera en la corona-cola del súper, con suerte no sólo os entrará justificadamente el hambre, si no que también aprenderéis algo valioso para la próxima. Que aunque de esta vez vamos con mucho y peligroso retraso, la inmensa mayoría aún nos quedaremos por aquí. Supongo.

Esta es una historia que no va tanto de un virus letal, aunque lo parezca.

“Intentaré fomentar el pánico. El objetivo es salvar vidas”

Resulta que sí, por lo pronto se documenta la llegada a cierto Estado de un nuevo virus. Resulta que también, el bicho parece potencialmente algo más letal que la Gripe, y con una tasa de transmisión también relativamente más alta que la misma. Poco más se sabía con certeza del bicho, pero créanme, poco más se necesitaba.

Las epidemias son un ejemplo prototípico de crecimiento en red-exponencial (y luego logarítmico) con un pequeño pero fatal lag temporal. Por una parte, los infectados tienen la buena costumbre de no morir al día siguiente, sino que suelen esperar unos cuantos días, durante los cuales pueden infectar a otros individuos. Por otra parte, los virus suelen tener la mala costumbre de tener un periodo de incubación, durante el cual (por definición) un infectado no se entera de qué va la película, pero no por ello deja de ser en mayor o menor medida transmisor del virus. Para más inri, a poco que nos mezclemos todos, es cuestión de tiempo que te tocase ti. Puras mates, cero debate aquí.

Un virus, debido a procesos multiplicativos no lineales, efectos de segundo orden y otras cosas muy chulas de estudiar, puede poner las cosas terriblemente complicadas en cuestión de pocos días.

No hace falta salir de Stanford para verlo, pero concederé que si tienes un papelito de la misma pues haces vídeos tan geniales como este para explicarlo.

Si luego, como decíamos, a medida que pasan los días la incertidumbre no se despeja si no que se confirma por arriba, sencillamente no es negociable pararlo todo de cuajo.

Como diría el gran experto en la materia Yaneer Bar-Yam,

la paranoia es la mejor estrategia para sobrevivir.

Todo ello detalles estrictamente epidemiológicos aparte, jardín en el que no puedo y no debo meterme. Repito. Volverse puto loco y encerrarse en tu casa para mitigar el riesgo sistémico, era lo más racional. Ya hablo en pasado.

Si la Epidemiología fuese la única Ciencia relevante, este artículo no se tendría que haberse escrito, porque el debate era inexistente. Pero en la mesa se presenta otra que nadie quiere respetar. La Ciencia Política.

Y es aquí donde me tocáis profundamente los cojones. Se ha dado voz “a los expertos”…pero no a todos los que importan.

La profunda incompetencia del Estado

La ceguera ideológica dogmática e ignorante no permite aceptar qué es lo que realmente nos lleva de un virus peligroso al infierno de Dante: el hecho de que en estas sociedades hemos tolerado, sin ningún tipo de argumento científico, que la toma de decisiones de nuestra Salud sea delegada un organismo único que llamamos Estado, cuyo interés no es tu Salud, si no la suya.

La Ciencia también predice que las Pandemias serán gestionadas conforme a criterios de Ciencia Política, no de Medicina. Pero esto es algo que no queréis asumir, pues tomad una taza de evidencia bien amarga para la posteridad.

China. Una dictadura comunista OCULTANDO el problema durante las cruciales primeras semanas, probablemente “silenciando” a algunos de sus propios expertos en el camino. “Esquivar el Iceberg puede conducir a retrasos inaceptables en el viaje del barco”, que diría aquel. Wuhan se convierte en un matadero del que nunca sabremos cifras oficiales, pero viendo hoy Lombardia, se pueden estimar. Nadie alza la voz. 

Ginebra. La corrupta OMS APLAUDE al Politburó por este retraso criminal, mientras el virus llegaba al mundo libre. Que nadie alce la voz.

Estados Unidos de América. La inútil CDC sistemáticamente tampoco AUTORIZÓ hacer tests. Ni siquiera cuando el paciente se lo compró en un laboratorio PRIVADO para hacérselo por su cuenta. Silencio. 

Europa. En la vieja europa, tampoco nadie tiene la valentía de moverse hasta que los incompetentes Gobiernos (“las autoridades competentes”) de turno no abran la boca.

Y el virus no es democrático, a pesar de intentos como el de ese figura, que con sus santos cojones intentó culpar a otro de su calaña de no haber prohibido aun un acto…que él mismo libremente organizó. Por poner sólo un ejemplo patrio.

Decíamos que en Italia ya no se ríen. La Lombardia, desbordada, registra a día de hoy una tasa de mortalidad oficial del 8%, más del doble que la “oficial” de Wuhan. En Francia, país en el que resido, aun están tomándoselo con calma, caeremos el lunes que viene, con la típica arrogancia cartesiana que presumiblemente se llevará por delante el país. Hay elecciones y no se lo ven venir. The show must go on.

Volvamos a Ginebra otra vez. La OMS declara Pandemia, tres semanas después. Su puta madre. No lo queréis ver. 

Hay principios de Ciencia Politica que son tan universales como los de la Medicina.

La Propaganda del Estado sigue funcionando a toda máquina. Con una Disforia Cognitiva del tamaño del Titanic, y música Hobbesiana de fondo, todavía se cree que la culpa es de una sanidad privada que no ha tenido la posibilidad de intervenir libremente en todo este fracaso sanitario.

No hay sistema público de salud capaz de reaccionar correctamente y absorber un shock de demanda de este calibre. Primero lo negaron, luego debido a la extrema rigidez organizativa de la burocracia estatal, los recursos necesarios para hacer frente al bicho no se van a poder reasignar lo suficientemente rápido como para derrotarlo.

Un porcentaje de médicos serán inevitablemente infectados. Otras patologías que en el camino serán descuidadas. El game over puede venir en menos de un par de semanas.

El sistema de defensa que tenemos es extremadamente frágil.

A pesar de que la gestión política de la Sanidad ya esté matando, con esta fascinante torsión de la Realidad, el esperpento que vivimos se presenta como supuesta demostración científica de la superioridad del Estado, frente a una alternativa capada, reprimida y vituperada.

Sería como argumentar que Harvey Weinstein es en realidad un héroe, dado que la única posibilidad que tenían esas pobres chicas para convertirte en actriz era chuparle la polla.

Créanme, había, y habrá vida más allá del Estado. Pero ahora estamos en economía de guerra, y háganme el favor, comencemos a hacer caso ya a la Ciencia, a toda ella:

No se ha de esperar a ningún protocolo más de ningún incompetente Gobierno Central, porque este llegará tarde y llegará mal.
No se ha de creer en las estadísticas oficiales, que imprecisas y confusas. Cuando no son directamente falsas.
No se ha de hacer casos a “los expertos” que clamen por una solución global e uniforme. Idiotas: no hay mayor riesgo que esperar a única estrategia contra el mismo.
Es momento de descentralización absoluta para absorber el golpe que se viene: Las regiones deberían haber desafiado ya a su gobierno central (ay, Comunidad de Madrid), y las ciudades a las regiones. Los hospitales a sus ciudades. Las farmacéuticas. Y por supuesto también todas las instituciones, y organizaciones, han de actuar ya por su cuenta en todo lo que el Gobierno no quiera autorizar. 

Quédense en sus casas. Corten la red de transmisión.

Sobrevivan al precio de la pleitesía.

 

 

No era aún una Pandemia, pero siempre fue el Estado, estúpido by Manuel Fraga is licensed under a Creative Commons Attribution 4.0 International License.

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