Incluso si los impuestos proporcionasen los mejores servicios del mundo a un precio irrisorio, acabamos de ver que no por ello dejarían de ser injustos. Por fortuna, la Economía y la Moral, lejos de agredirse, siempre concuerdan. Los servicios públicos serán siempre más caros, por mucho que a primera vista nos parezca lo contrario.