Hoy, mientras escribo estas líneas, España entera se encuentra de fiesta. La fiesta de la Democracia, la llaman. Me habían invitado a ir, pero decliné la oferta. Los motivos ya los explicaré otro día.
Lo que sí, mientras que el delirio colectivo se apodera de la gente, uno, que es muy tocapelotas, no puede evitar recordar lo que pasaba hace casi cuatro años, allá por el 23 de diciembre de 2011.