A tenor de la buena nueva, aprovecho para anticipar un inevitable fenómeno económico que, esperemos, sucederá en Cuba en los próximos meses. Asumiendo quizás ilusoriamente que comienza una nueva etapa para la isla, han de saber los pobres cubanos que la transición de un sistema económico de planificación central (léase comunista) a uno de precios libres (léase capitalista) es inevitablemente traumática a corto plazo.