Poco debería importarnos que un señorito de Madrid compre un piso para luego revenderlo. Harina de otro costal, se apunta con razón, es que nuestro Ramón vaya luego predicando las maldades del mercado. Ciertamente se podría editar un libro recopilatorio con todas las frases del podemita respecto al asunto este de la vivienda y la especulación, pero dado que la prensa del IBEX ya se ha encargado ampliamente de la hipocresía en cuestión, mi post de hoy irá por otro lado.