Es harto común entre las filas socialistas recurrir a intelectuales de todos los campos de la Ciencia y la Cultura (excepto, claro está, de la Economía), a fin de poder reafirmarse en sus propios y pésimos análisis sociales. Así, el intelectual socialista suele ser un antropólogo, sociólogo, filósofo, actor o poeta que poco o nada sabe de ciencia económica ni de su evolución, pero que gracias a sus ideas económicas, sucedáneas baratas de las de papá Marx o tío Keynes, gozan de gran popularidad dentro de la familia socialista. Y entre todos ellos, hay uno que siempre destaca. Porque si hay un intelectual crítico con la Economía, ese es por excelencia Noam Chomsky.