Imaginen que se le acerca alguien en una discoteca. Chico o chica, lo que gusten. Te comienza a hablar sonriente y tras media hora de charloteo larga, concluyes que aquí va a haber tema. La cosa va demasiado bien para pensar lo contrario. Es más, dejas al resto y te centras en él/ella. Parece la mejor oferta de la noche. Vaya, te propone irte a su casa, y tú aceptas convencido del inminente triunfo…pero justo antes de comenzar la faena, la persona en cuestión te dice “tú sabes que soy transexual”. La historia es real y no os contaré el final. Le pasó a un gran amigo mío y, en su defensa, decir que ninguno de los presentes lo habíamos sospechado. Yo, cuando me enteré, con mi peculiar (léase pésimo) humor, le comenté con sorna que le acababan de hacer un “Mariano Rajoy”. Porque fue de cuando subió el IVA después de dar a entender ambiguamente que no lo tocaba, que él era liberal. Pero a la hora de la verdad bien que “lo tocó”, y dejaré la broma ahí.