Recuerdo con especial odio la mochila llena de libros con la que me obligaban a ir al cole. La detestaba. Cada año que pasaba pesaba más, pero dado que yo también iba creciendo lo suficiente para poder llevarla, nadie se escandalizaba.
Me parecía todo una tortura destrozaespaldas milimétricamente diseñada: vivía convencido de poder demostrar que cada vez iba más lento a causa del mayor peso relativo de la maldita mochila (llena de libros inútiles que no me gustaban, pero esa es otra historia) pero, como a efectos prácticos yo seguía yendo “para delante”, no me dejaban quejarme. Que siguiese en pie parecía ser lo único que importaba.
Pues bien, lo mismo podría decirse de la Economía y la Deuda Pública.
Continue reading “La mochila de la Deuda”