Desaprendiendo econometría: La Inflación

Adelantábamos hace unas semanas el primero de los problemas irresolubles de la Econometría. Léase, una disciplina que se ve obligada a ignorar la propia Realidad que aspira a explicar. En el mejor de los casos, el económetra se inventará mediciones aproximadas arbitrariamente diseñadas, con las que intentará acercarse a unos conceptos que por definición no pueden verse capturados en modelos matemáticos. Por la misma razón por la que la práctica cuantitativa es defectuosa en cuanto a la medición del Desempleo, también lo es en cuanto a la Inflación.

Cojamos como ejemplo Venezuela, país que ciertamente está sufriendo lo que no está escrito. La semana pasada, uno de estos especialistas en mediciones económicas nos afirmó que los bolivarianos están a punto de registrar la mayor inflación de su historia. Y el hombre te proporciona las cifras. Exactas. 755,77%. No dirán que no parece científico.

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Garbiñe vive en Suiza

Quizá la conclusión de filosofía política más pésima que haya existido jamás sea la recurrente “bueno, pues si no te gusta, márchate a vivir a…” Suiza, Singapur, o a donde sea. Una mera invitación al exilio que representa la derrota total de un debatiente incapaz. El KO por impotencia.

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Rallo y sus incidencias

Cuenta mi admirado Sowell, casi siempre brillante, que “el Estado de Bienestar es el juego del engaño más viejo del mundo: primero se quita el dinero de la gente y luego se le devuelve un poco, ostentosamente“. Supongo que el economista Juan Ramón Rallo tenía esta idea en mente cuando lo llamaron otra vez de todo en laSexta Noche del sábado pasado.

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Separatismo para liberales. Una réplica a Javier Pérez Bódalo

Querido Javier. Comenzando por el final de tu artículo, efectivamente “no hay nada más triste que llamarse liberal y ser un poljeznyj idiot del estatismo”.

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